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lunes, 15 de febrero de 2010

Hacia la otra cara

Son tantas cosas las que quiero contar que no sé por donde empezar. Supongo que lo más sensato es hacer una lista de las cosas que quiero recuperar, otra de las que quiero alcanzar y otras de las que quiero borrar de mi misma. Diría que de esta última lo principal sería el negativismo.
Me frustran tantas cosas en esta vida que no pararía de contarlas y yo no quiero que sea así, realmente quiero ser alguien más despreocupado de los problemas que no son importantes. Quiero coger el ejemplo claro de mi hermana. Ella tiene 14 años, pero su cabeza razona como la de un adulto con sus prioridades en orden. No se ata a especulaciones y se impone una disciplina en lo que ella cree realmente relevante.
Es simplemente un modelo de vida, una forma de encaminar los problemas para que dejen de serlos y todo valla a tu favor. Lo más increible es que ella lo ha pasado realmente mal. Una enfermedad al nacer, la burla ruda y cruel de sus compañeros, el desprecio de otros... Y ella ha sido fuerte para enfrentarse a ellos y, además, hacer que todo esto no la afecte emocinalmente.

Yo siempre me he considerado débil, por debajo de los demás, diferente en el mal sentido, y bastante desgraciada por no ser más simpática, mejor estudiante, más extrovertida, más guapa y más delgada. Todo me afecta el doble de lo normal. Aunque he aprendido a lo largo del tiempo para que esto desaparezca poco a poco. Lo sé, lo sé. Parezco la típica adolescente trabada y que se quiere muy poco. Lo cierto es que la mayoría de mi vida me la he pasado lamentándome y la otra mitad intentando alcanzar la felicidad que nunca llega.
Sé que algunos me dirán: "Sukeyna, debes pensar que la vida son dos días y que con la edad que tienes debes vivirla con alegría". Pero eso es fácil de decir, pero difícil de realizar para aquellas personas que se han pasado toda su vida siendo objeto de burlas y encima su ego está por los suelos.

Esto, aunque no lo parezca, no es una nota de autcompasión, es solo una forma de desahogo. Sobre todo porque soy testigo del lamento de otros que estoy segura no han pasado más de una corta etapa sintiendose así y ya se sienten los más desgraciados. Para todos aquellos que llevan poco tiempo sintiendose así: LLevo toda mi vida siendo la típica pringada que su vida social es una pena, sin novios, siendo objeto de risas e insultos y la cual se aferra a sus mejores amigos porque tiene miedo de quedarse sola. Creamne, lo suyo solo es una etapa, a mi me ha tocado vivirlo durante 18 años.

Solo espero que lo mío se acabe pronto y a tortilla se torne hacia la otra cara.

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